La Cucha

El gato es el único animal que ha conseguido domesticar al hombre.

Anónimo

 

Un día de primavera, paseando por la orilla del río, el rumor del agua casi le impidió oír un débil maullido entre los juncos, pero el insistente quejido del gatito terminó llamando su atención.

Cuando se acercó, el diminuto felino comenzó a maullar más fuerte, como si pidiera ayuda, aunque lo que realmente pedía era comer.

Sus ojitos amarillos buscaban en su entorno a su madre, sin duda, pero la madre no estaba allí. Un trapo extendido bajo el animalito y un recipiente vacío junto a él, demostraban claramente que había sido abandonado en aquél lugar; no tan oculto como si lo hubiera depositado allí mamá gata y sí tan a la vista como si aquél que lo hubiera abandonado quisiera que alguien lo encontrase pronto.

Tan pequeño era, que cabía en el cuenco de las manos y temblaba, seguramente de frío, a pesar de su bonito pelaje gris rayado.

Aquél fue el momento decisivo, aquella bolita de pelo suave consiguió enamorarla y decidió de inmediato que ese gatito tenía que sobrevivir.

Hoy es la dueña soberana de la casa, porque el gatito resultó ser gatita y no hay rincón que no explore en sus juegos y sus saltos y cabriolas nos divierten a todos.

En el día a día es el bálsamo que suaviza tensiones. Se coloca al alcance de tu mano para que acaricies su barriguita y se estira satisfecha al tiempo que te contagia su paz.