El niño que tenía un cuento en la cabeza
Yo conocí a un niño al que le gustaban los cuentos por encima de casi todas las cosas.
Por las noches, para dormir, siempre pedía un cuento y, a veces, serían dos o incluso tres cuentos, porque cuando oía “y colorín colorado…” siempre pedía más.
Un día, al levantarse, le dijo a su abuelo que tenía un cuento en la cabeza. Y que no sabía lo que tenía que hacer.
El abuelo le dijo que mientras desayunaban pensarían en qué hacer con ese cuento que tenía en la cabeza.
Después de lavarse y vestirse, el abuelo le dijo que tendrían que escribir ese cuento antes de que se le olvidase y decidieron ponerse manos a la obra.
El niño no sabía escribir aún, por lo que le iría contando el cuento al abuelo para que lo escribiese en un papel.
Mientras, el niño iba haciendo los dibujos en su cuaderno de dibujos importantes.
Cuando acabaron, se dieron cuenta de que era una historia preciosa y merecía la pena guardar aquel trabajo tan bonito.
El cuento empezaba diciendo:
“Érase una vez, un niño que tenía un cuento en la cabeza…”